Fabulosas narraciones por historias. Antonio Orejudo.
Tusquets,
2013 (Publicada por primera vez en 1996).
Valoración:
Recomendable.
Tenía ganas de volver a reencontrarme con Antonio Orejudo después de que hace
unos meses leyera Reconstrucción,
una obra que me pareció magnífica y muy bien narrada. Fabulosas narraciones por historias, su primera novela, no tiene,
sin embargo, muchas semejanzas con aquella. Ésta es más experimental, mucho más
arriesgada, ya que la narración en tercera persona se mezcla con falsos
fragmentos de libros y diarios, anuncios de la época, personajes reales e
inventados, cartas, textos de revistas pornográficas… en una estructura unida
con la argamasa del humor más grueso e irreverente, que además admite varios
niveles de lectura.
El argumento principal son las andanzas de tres amigos que se
conocen en la Residencia de Estudiantes a principios de los años 20, una época
de efervescencia cultural de la que el escritor madrileño se cachondea sin
complejos. Aquí no hay compasión para nadie, por sus páginas desfilan
personajes como García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Azorín y
otras vacas sagradas de la literatura española que son bajados de su pedestal a
golpes y gorrazos, literalmente. La mofa, la burla y el escarnio al que Orejudo
somete no sólo a sus personajes sino también al lector, convierten Fabulosas narraciones por historias en
un juego de espejos demencial.
“Nos pasamos toda la vida tomando las fabulosas narraciones
por historias y, cuando por fin conseguimos entrever la historia verdadera,
ésta nos suena tan fantasiosa que no nos la creemos” afirma Orejudo en la
novela. Y ésta es una de las claves del libro: la deconstrucción de la Historia
en múltiples prismas que no sólo tienen que ver con el recuerdo subjetivo o con
la narración oficialmente aceptada. Y la literatura como tema, los guiños más o
menos explícitos son constantes, desde el propio argumento, donde se plantea el
surgimiento de la Generación del 27 como un plan maquiavélico urdido por
turbios personajes con intereses inconfesables, hasta las referencias a otros
libros míticos: “María Catarata le comunicó su idea de cambiarle el nombre.
Nunca más le volvería a llamar por el prosaico, burgués y grisáceo nombre de
Santos, sino por otro más mágico, poético y macanudo; le llamaría Mogamour. Por
su parte, Santos tenía que llamarla a ella Mágica”.
Entonces, ¿me ha gustado Fabulosas
narraciones por historias?. Si y no. Reconozco su valor, el coraje de Antonio Orejudo al plantear una novela
fragmentaria e iconoclasta, lo bien
escrita que está y, sin embargo, me ha aburrido. El humor de grueso calibre que
atraviesa toda la novela te la hace más digerible, y a ratos no puedes más que
descojonarte y aplaudir su blasfemia, pero… se me ha hecho larga. Esto no
quiere decir que no lo recomiende, seguro que muchos lectores le sacarán más
provecho que yo, que últimamente he ido un poco falto de sentido del humor.